Entrevista con Mónica Selem
¿Qué hay detrás de El desorden interno?
Detrás de El desorden interno hay más desorden, ovillos embrollados en los que se entrecruzan vidas cotidianas y vidas literarias, experiencia y ficción. Está formado por veinte relatos. El epílogo, el último relato, podría desvelar que el gran amor que permanece después de todo es el amor a la literatura.
¿Cómo convertir la vida real en material literario? ¿O la ficción en vida real?
A la primera pregunta respondería con un escueto «escribiendo». A la segunda con un lacónico «viviendo».
¿De qué depende la elección de la primera persona o del narrador omnisciente?
De la distancia que quiera establecer el autor entre la trama y su piel; de la intención más o menos carnavalesca del relato; del tono.
¿Qué listado elaborarías, al igual que alguno de los personajes de El desorden interno, para leer tus cuentos?
Búrlate del orden: que el azar te lleve hasta el relato con el que iniciarás la lectura.
Entrégate a la devaluada ternura.
Si el narrador te seduce, quédate con él.
Viaja sentimentalmente por otros territorios.
Déjate engañar.
Prueba a leer el mismo relato bajo la luz de una lámpara o bajo un sol cubierto de nubes.
Detén la lectura, descorcha una botella y saborea el licor, el relato, la vida.
Reescríbe(me), reescríbe(te).
